lunes, 1 de junio de 2015

MARSIAS EN VIVO


Yo Marsias, nacido y criado en Frigia, viví en una humilde casa con mi padre  Meandro, y mi hermano Babis. Como pastores que éramos, llevábamos una vida muy sencilla. 
Pero, todo eso cambió cuando caminando por la orilla del río, encontré una flauta  e instantáneamente me di cuenta de que podía cambiar mi futuro. No quería ser un pastor y en una tierra y en una era de dioses quise ponerme a prueba a mí mismo  y, aunque no sabia cómo funcionaba ese instrumento,  practiqué día y noche sin descanso. 
Tal vez, aquel intento simplemente fuese una pérdida de tiempo, pero ¡qué tenía que perder! 


Un día, cuando caminaba por el mercado, comencé a tocar.  Me di cuenta de las miradas que se clavaban en mí: la música que tocaba le gusta a la gente.
Gran fama tenía gracias a mi flauta, porque mi música era armoniosa y todos empezaban a alabar lo que llamaban mi gran don. 

  
    Ya no era aquel pastor cuya nombre nadie conocía.  Ahora era Marsias, el gran músico. Mi ego crecía como mi fama, a la velocidad del carro del mismísimo Helios Apolo.  Aquel a quien yo creía poco rival para mi flauta, 
ni su lira alcanzaba mi gran don, o eso pensaba. 
Las musas aceptaron ser el jurado de la competición musical y ser totalmente neutrales sobre quién era el mejor músico de los dos. La recompensa del ganador sería poder hacer lo que más desease con su adversario.

Aunque yo toqué una gran melodía,  Apolo, sorprendiendo a todo el jurado incluyéndome, acompañó su lira con su armoniosa voz, ganándose al jurado por completo. Pobre de mí y de mi suerte, Apolo me arrancó tira a tira la piel como castigo por mi osadía.   De mi sangre nació un río por donde corren animales, seres fantásticos y hermosos.

                                         ¡Ay de los vencidos!
   



























lunes, 25 de mayo de 2015

TESEO EN VIVO Y DIRECTO

Hola, amigos lectores, soy Teseo, un joven héroe, más conocido como el hijo del rey de Atenas.  Hoy quiero que me conozcáis mejor. Para ello os voy a contar un episodio triste de mi vida, la historia real sobre mí y Ariadna, y quién mejor que uno de los protagonistas para hacerlo....

Estaba dispuesto a matar al monstruo que Minos había encerrado en el laberinto. Se decía que quien entrara, no salía con vida de ahí. Pensaba ir solo, pero, para mi sorpresa, se me cruzó la mirada de una muchacha, de belleza incalculable, Ariadna, mi querida Ariadna, hija del rey Minos. Ella me prometió ayudarme a salir de aquel temible laberinto si me casaba con ella y la alejaba de su terrible padre. No pude resistirme a aquella muchacha y acepté. Nos enamoramos. No sé si fue lo más correcto, pero desde ese día mi mirada no se vuelto a  cruzarse con otra parecida. 
Llegado el día por todos esperado, Ariadna se colocó en la entrada del laberinto y me dio un ovillo de lana que debería desenrollar para que no me perdiera. Y así fue, como ella me lo había prometido, maté a Minotauro y pude encontrar el camino de salida.
Cuando Minos se enteró de la muerte del Minotauro y de la traición de su hija, montó en cólera y precipitadamente tuve que huir de allí con Ariadna. 
Camino de Atenas, en la isla de Naxos, abandoné a Ariadna en una isla. La dejé dormida en la orilla del mar. ¿Por qué?, no lo sé. Aún no me puedo explicar cómo pude hacer eso, pero así lo hice... 
Volvía yo a Atenas, mientras mi mala conciencia pesaba sobre mí mismo. Estaba desolado, desconcertado... Antes de partir de Atenas, mi padre me había hecho prometerle que, cuando regresase, cambiara las velas negras por blancas, para que él pudiera saber que había vuelto sano y salvo. No cumplí con lo que le había prometido y las consecuencias fueron más terribles de lo que podía imaginar..
Él, al ver las velas negras, se arrojó al mar desde el promontorio al que acudía todos los días por si avistaba el barco, ansiando que sus velas fueran blancas y le trajeran la mejor de las noticias.
Ahora estoy sólo, sin mi padre y sin mi amada.. ¿Qué hubiera pasado si no la hubiese abandonado? Es algo que siempre tendré en mi conciencia... Quisé aliviarla un poco, cuando me casé con Fedra, hermana de Ariadna, rompiendo la tradición familiar: los príncipes de Atenas se unían en matrimonio sólo con mujeres de estirpe griega. Pero no ha servido de nada y sigo despertándome alguna noche y oyendo las súplicas de Ariadna.

Ares en vivo

                 

Ares en vivo
Soy Ares, mi oficio es ser el dios de la guerra y como os podéis imaginar, es la cosa más agotadora del mundo. Estar todo el día en la batalla acaba cansando, y como ya no soy un muchacho joven no tengo el mismo entusiasmo. Sinceramente, en los últimos años he valorado la opción de dejar mis funciones, pero, por mucho que pasen los años el olor de los cuerpos desangrándose, me sigue atrayendo. Otra de las cosas por la que no puedo dejar el combate, es la decepción que le daría a mi padre Zeus en contraste con la alegría que le daría a mi madre Hera. Ella lo pasa muy mal cada vez que salgo a una batalla. Puestos a hablar de mi familia, no puedo dejar pasar la ocasión de hablaros de mi hermana de padre, Atenea. Siempre hemos tenido una mala relación y por ello, nos hemos enfrentado en varias ocasiones. Ella representa la inteligencia y yo, la fuerza bruta, pero sólo los que tenéis hermanos pequeños me podréis llegar a entender. 
Ahora os voy a hablar de mi querida Afrodita, o como yo la llamo cariñosamente "Af". 
El amor que siento por ella no se puede explicar, pero intentaré acercarme lo mas posible. Es una relación condenada al fracaso ya que mi querida amante esta casada con uno de mis hermanos, el dios de la fragua Hefesto. A pesar de ser una persona poco agraciada físicamente, Afrodita tuvo que contraer matrimonio con él unos años antes de enamorarnos.. ¡maldita mi suerte de no haber conocido a mi amor mucho antes de que se casara! Qué felices seríamos los dos libres.. 
Éste es el mal que me apena cada día y cada noche: que mi amada no está entre mis brazos, pero con el paso del tiempo espero lograr ir asumiendo esta desgracia.
Como dios, soy un ser inmortal y espero que algún día pueda vivir feliz con mi querida Afrodita, sin tener que entrar en una guerra con mi hermano Hefesto, idea que en los últimos años ronda por mi cabeza.