¡Qué bien estoy en este museo, descansando después de haber sido abandonada en aquella isla, en Naxos! Nunca había salido de Heraclio, de mi Creta natal, y... ¡qué alegría cuando iba de camino a Atenas con Teseo! Cuando avistamos un poco de tierra, pensé que ya habíamos llegado. Naxos era el lugar donde se echó el ancla. Aunque no era lo que esperaba, me gustó mucho descansar allí, a la sombra de un pino cerca de la playa. ¡aquella escala tan larga, la modorra del mediodía, el despertar desolado y descubrir que había sido abandonada a mi suerte!
La verdad es que he tenido una vida muy intensa, y pocos saben lo que he vivido realmente. Muchos piensan que en aquella isla fui abandonada por Teseo porque él estaba enamorado de otra mujer; otros creen que se fue impulsado por un misterioso viento; y algunos otros que fue una orden de los dioses. ¡Cuántas versiones para una sola razón! Pero prefiero seguir dejando en la incertidumbre a todos aquellos que no saben la verdad. Sinceramente, me alegro de haberme quedado en aquella isla porque, gracias a ello, tuve a mis maravillosos cuatro hijos Toante, Estásfilo, Enopión y Pepareto con mi amado Dioniso. Aún recuerdo con una gran sonrisa el día de mi unión con Dioniso y sus regalos de boda como el viaje al Olimpo o aquella diadema de oro que encargó a Hefesto. Ahora, en este museo estoy muy feliz, viendo diariamente a tantas personas que saben mi historia y se acercan a sacarse fotografías conmigo, o simplemente a verme más de cerca. Estar en este museo, el famoso Museo Nacional de Reproducciones Artísticas. Con un montón de esculturas como yo, con historias distintas. Pero todos hemos acabado aquí juntos, porque, aunque no lo parezca, todos estamos relacionados. Debo dar las gracias a todos aquellos que me están escuchando y también a aquellos que se han interesado por mi historia.
por Eva Miriam Vaca
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