Hola señores y señoras, niños y niñas, quiero presentarme: soy el
Discóbolo, pero una simple réplica en yeso de la gran obra de arte de la
Antigüedad griega, que fue esculpida en mármol por Mirón; pero bueno, eso no es
lo más importante.
Estoy aquí en la misma
entrada del museo de Reproducciones Artísticas de Valladolid, donde ahora nadie
me ve, ya que es de noche y todo está cerrado.
La verdad que es muy duro
mantener esta postura suspendida, sujetando un disco pesado, unos dos kilos,
sin terminar de lanzarlo de una vez y poder por fin relajar mis músculos.
Todo el mundo puede contemplar cómo soy por fuera: un hombre guapo, con
estilo y con una buena pose, pero nadie sabe cómo soy por dentro, cómo me
siento o qué pienso. Todos se sacan fotos conmigo y qué pena que yo no pueda
hablar con ellos para preguntarles qué opinan de mí o sin ir más lejos,
enseñarles este bonito museo y los secretos que hay dentro de él, su trastienda
con tantas piezas que no están expuestas, sino embaladas para que se
conserven mejor.
También he tenido mis
momentos de gloria. Hace ya unas décadas fui la figura que representó a España
en los Juegos Olímpicos. Bien es verdad que mi vida ha sido muy ajetreada, pero
espero quedarme definitivamente aquí con mis compañeros.
Deseo que vengáis a visitar el Museo de Reproducciones Artísticas y así
podáis estar conmigo.
Un saludo, El Discóbolo.
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